ANEMIA

 

Se dice que hay anemia (del griego, an = privación + haima= sangre) cuando la concentración de hemoglobina sanguínea disminuye por debajo de los niveles arbitrados por la Organización Mundial de la Salud en 13 g/dL para hombres, 12 g/dL para mujeres, y 11 g/dL para las gestantes y niños entre los 6 meses y 6 anos.

¿Qué es hemoglobina?

La hemoglobina es el  pigmento que da el color a los glóbulos rojos (eritrocitos) y tiene la función vital de transportar el oxígeno de los pulmones hacia los tejidos.

A pesar de tener un sinfín de síntomas y señales propias la anemia no es, en sí misma, una enfermedad sino una síndrome, puesto que puede  resultar de una multitud de causas. Es la síndrome crónica más predominante en medicina clínica.

Anemias y su clasificación

La anemia puede ser aguda o crónica.

En la anemia aguda (pérdida súbita de sangre), la falta de volumen en el sistema circulatorio es más importante que la falta de hemoglobina. La pérdida de hasta el 10% del volumen sanguíneo, como la que ocurre en la donación de sangre, es bien tolerada. Las pérdidas entre el 10 y 20% causan hipotensión postural (disminución de la presión cuando el paciente está de pie, mareo y desmayos. En las pérdidas mayores a 20% hay taquicardia, extremidades frías, demasiada palidez, y hipotensión (presión baja) y luego shock; si la pérdida supera el 30%, sin recambio inmediato de líquidos intravenosos, el shock se vuelve rápidamente irreversible y fatal.

En las anemias crónicas no hay baja del volumen sanguíneo, lo cual es compensado por el aumento del volumen plasmático

La falta de hemoglobina, habitualmente acompañada de disminución del número de eritrocitos – células de la sangre que contienen la hemoglobina – ocasiona decoloración de la sangre, haciendo pálido al paciente, y alta de oxígeno en todos órganos, con señales clínicas que de ello se derivan . Hipócrates (400 a.C) se los ha descrito: palidez y debilidad se deben a un debilitamiento de la sangre El sistema nervioso central, el corazón y la masa muscular son los órganos más afectados, pues son  los que más necesitan oxígeno para sus funciones.

  • Los síntomas aumentan con la actividad física, puesto que ésta consume oxígeno.
  • Los niveles de hemoglobina entre 9 y 11 g/dL ocasionan irritabilidad, cefalea y astenia; en los ancianos hay cansancio y dolores anginosos pueden sobrevenir.
  • Con los niveles entre 6 y 9 g/dL hay taquicardia, disnea (respiración con dificultad) y fatiga al mínimo esfuerzo.

Con la hemoglobina por debajo de 6g/dL, los síntomas están presentes incluso en actividades sedentarias, y si por debajo de 3,5 g/dL la insuficiencia cardiaca es inminente y cualquier actividad resulta  imposible.

Las quejas espontáneas de los pacientes, sin embargo, tienen menos riqueza de detalles que la descripción antes mencionada: sin  lo percibir ellos disminuyen progresivamente la actividad física hasta los niveles asintomáticos y refieren nada sentir.

Diagnóstico

El hemograma es la prueba fundamental para el diagnóstico de la anemia. Se realizan actualmente por medio de contadores electrónicos de gran tamaño y precio, que cuentan y miden a los eritrocitos,  produciendo curvas de frecuencia con promedios y coeficientes de variación, además de definir los parámetros numéricos de la población de eritrocitos. Las mejores máquinas distinguen y cuentan a los eritrocitos inmaduros (reticulocitos), permitiéndose por ende una evaluación de la producción al diario y de la respuesta regenerativa a la anemia.

Al complementar los números de esta fantástica tecnología con la observación al microscopio por un experto patólogo clínico, la gran mayoría de los casos de anemia pueden ser caracterizados en cuanto a su mecanismo de producción (patogénesis), lo que nos lleva al diagnóstico de la enfermedad o evento básico causal (etiología). Por lo tanto:

  • Cuando la patogénesis es la producción inadecuada de hemoglobina, ya sea por falta de hierro o por defecto genético en la síntesis, el hemograma evidenciará la presencia de eritrocitos con tamaño inferior al  normal (microcitosis) porque les falta contenido.
  • En las anemias que resultan de la inhibición de la proliferación eritroide, tales como la falta de vitamina B12, el uso de drogas oncológicas (tratamiento del cáncer) o algunas enfermedades propias de médula ósea, se notarán eritrocitos con volumen promedio superior al normal (macrocitosis).
  • En las anemias que acompañan a las enfermedades crónicas, infecciosas, reumáticas, renales, endocrinas, el hemograma se caracteriza ‘no aclarar’; se debe buscar las señales clínicas y los resultados de las pruebas propias de cada una de ellas.
  • En las anemias por exceso de destrucción periférica de los eritrocitos (anemias hemolíticas) y en los días en los cuales ocurre una hemorragia, el hemograma mostrará un aumento significativo de los reticulocitos, caracterizando la hiperegeneración reaccional del tejido eritroide de la médula ósea.

 
Tipos de Anemia

Las anemias más corrientes y/o de importancia particular, tanto médica como social, son:
Anemia por deficiencia de hierro (anemia ferropríva o ferropénica)
Anemias por deficiencia de vitamina B12 (anemia perniciosa) y ácido fólico
Anemia de las enfermedades crônicas

Anemia por defectos genéticos: 

  • anemia de células falciformes
  • talasemias
  • Esferocitosis
  • Deficiencia de glucosa-6-fosfato-deshidrogenasa (favismo)

Anemia por agresión periférica a los eritrócitos:

  • paludismo
  • Anemias hemolíticas inmunológicas
  • anemias por fragmentación de los eritorcitos

 
Anemias que resultan de enfermedades de la médula ósea:

  • nemia aplástica
  • leucemia y tumores de la médula